FOREIGN AFFAIR (1989), ser mujer

Nunca desapareció del todo la fascinación que quedó impresa en mi soledad cuando entreveía a mi madre invocar este disco tras el umbral de la puerta. Contaba entonces con 6 años no más, pero aquellos círculos de palmas, aquellos sentidos intentos de acompañar notas y estribillos despertaron en mi ese lado femenino, ese resorte que te hace sufrir junto al otro sin conseguir decirle nada definitivo, en el que entiendes el desasosiego de un colectivo y puedes abrazarlo aunque no consolarlo, algo nebuloso que te envuelve en una dirección que nunca sabrás a dónde te lleva.

 Esta obra echa a rodar en clave infinita de mujer como una colección dispersa de alegorías y bálsamos aplicables a diferentes heridas pero siempre con voz suficiente para empujar, para salir hacia adelante. Un alegato que aplaude la soledad como lugar idóneo donde recuperarse sosegadamente y tomar otra dirección. Una familia rota o los malos tratos que sufrió la propia cantante con su antigua pareja sentimental no eran identificados igual en aquellos años que ahora, existía  una cierta rumiación social, que entre cuchicheos y etiquetas conducía a esas mujeres a un triste aislamiento, a una dolorosa autoinflingida culpabilidad.

Quizá ahora buceando por sus letras descubra que no iban por ahí sus pasiones, esos sentimientos descerrajados por sus surcos que a mi me sonaron, me sonaban y me sonarán a una curación personal ante la hipocresía de una sociedad siempre apegada al curso previsto y correcto de los hechos ( donde cualquier contratiempo o accidente lleva al marcado de no apto en los tediosos círculos de aptitud) quizá tuviesen otro nombre otro sino pero acaso importa? Pues no es la música al fin y al cabo otro lenguaje cuyas latitudes no pueden constreñirse al cincel lírico que acaricia sus vuelos, sus hundimientos... la interpretación será siempre libre, la música se transforma desnuda en el imaginario colectivo con el disfraz que más engañe, que menos dude.


                                                                    CARA A

No parece que Steamy Windows Tony Joe White  ) dejé mucho al azar, un chute de rock blues arañando esa carga profundamente sexual: "Ventanas empañadas, no hay nadie que pueda ver", galopa con serenidad pero marcando bien los pasos remarcados por esas guitarras que pegan la huida y una sección de metales poniendo la alarma, empezamos así con ventanas zarandeándose fugitivas con ciertos toques  de far west. Fantástica. Y es que para empezar a vivir se empiece donde se empiece hay que menear las estructuras o no?


Siempre interpreté The Best ( M. Chapman / H.Knight) como una subrepticia manera de volver a fortalecer el ego a través de ese soliloquio de "You're simply the best Better than all the rest Better  than anyone Anyone I've ever met",  qué podemos decir, himno inconfundible de los 80 y que a pesar de su dirección textual yo emparentaría sin dudarlo con otros como I'm Every Woman, tras un comienzo solemne va recargándose de energía y liberación para finalmente estallar en ese brutal solo de saxo, disfrutable a más no poder y aunque dirigido a esa segunda persona, ganaría muchísimos enteros imaginando que se dirige a uno mismo, como si fuese el estallido de un auto karma tan idóneo a lo largo de la semana. Así pues no se corten sírvanse de esta veleidosa paradoja en sus días grises como una explosión de vitalidad y amor irresistibles.



You know who (is doing you know what) ( Tony Joe White ) retoma ese regusto bluesero y que suena un poco a los Dire Straits, nos sirve una historia de desengaño que también retrotrae al rollo Motown con esos coros del estribillo, aunque es ampliamente disfrutable no preserva la fuerza y garra que habíamos atesorado hasta el momento, en cierto modo el músculo romántico está vencido ante esas sospechas y planea una aceptación dudosa, a medias.





Con temple y moderación Undercover agent for the blues ( T.J. White / L. White ) recupera esas agallas del principio con un ejercicio de blues primitivo con ribetes soul y rock y con una interpretación vocal prodigiosa de esta auténtica diva del blues rock.





Después de esta soberbia reproducción en directo, por cierto que creo que tiene aseguradas sus aguerridas piernas por una millonada ( el mundo está loco,loco, loco... su voz sí que es un jodido tesoro), a continuación suena la más popera y no por ello menos satisfactoria  Look me in the heart (T.Kelly / B.Steinberg) otra daga al corazón con una narración tan acertada .
e inofensiva de los problemas de incomunicación en las parejas, un temazo de esos que te hacen rodar en círculos sin importarte el tiempo, las consecuencias.

Sigue ascendiendo hacia la vertiginosa cascada emocional el siguiente tema, empapado de heridas o de lágrimas, sublime Be tender with me baby ( A. Hammond/ H.Knight ), uno gana en silencios con la voz de nuestra hechicera que se cercena con un ruego  traído desde la infancia,  mientras la canción asciende y desciende caprichosamente, sin saber exactamente si con esta desnudez gana o pierde. Y ahora que se que ha terminado cuéntamelo con cariño, deja que se desvanezca sin evitarlo. No va más oyentes, una canción hermosamente imperfecta.


CARA B


Empieza la segunda parte con el juguetón You can't stop me loving you ( A. Hammond / H.Knight ), ciertamente reduce la emocionalidad vibrante del colofón de la cara opuesta pero también refresca un poco, introduciendo trazos típico del R'n'B; una parada fiera y con un impresionante trabajo en las guitarras de Gene Black, y de nuevo la polivalente gama de colores y matices de la extraordinaria voz de nuestra homenajeada.


 Ask me how i feel ( A. Hammond / H.Knight ) eleva de nuevo el corazón y el espíritu en un derroche de desesperación y al mismo tiempo afrontamiento, otro corte expresivamente terapéutico y carne de himno pop y single indiscutible. Nuevamente que bien se mimetiza con la piel ese saxo y esa batería in crescendo.




Falling like rain ( D.Munday / S.Stewart ) un corte que gira más al soul pop con trazos gruesos y ritmos programados celebrando que ya se acababan los 80, a pesar de su parca utilización de instrumentos, logra hacerse hueco en el lp gracias a un efectivo estribillo muy bien ensalzado por los coros y ese manido leitmotiv: estoy cayendo como la  lluvia. Y de este modo como una agradable lluvia de verano pasamos a otro zambombazo directo a nuestra amígdala, siempre estuve absolutamente enamorado de I don't wanna lose you ( A.Hammond / G.Lyle ) me sirvió para Susana, Gador, Luisa, Teresa, Pepita... y todo esa retahíla de mujeres que marcaron efervescentemente tu vida.





Y si tomáis nota de la letra otra sorpresa pues está dirigida a esas mujeres maduras escarmentadas de relaciones tormentosas y fugaces o simplemente anodinas, que quieren preservar el verdadero amor, emociones reales de verdad, quemarse en el incendio, pero a fuego lento, toda la eternidad. Que más podemos añadir música embriagadora, sentimientos atemporales.

Not enough romance ( Dan Hartman ) es una tonadilla inofensiva que se enarbola como reclamo globalizador y persuasivo, un nuevo paisaje de fondo, titubeante y amable poco a poco va haciéndose un rinconcito entre pérdidas y esperanza. No en vano de su estela naïve late una ingenua petición : no hay suficiente pasión en este mundo. No escatimemos recursos en esparcirlo, en acordarnos siempre que el amor es un regalo que no se puede poseer

Y ya para cerrar este trayecto al viente oeste en busca de la redención y el olvido viene Foreign affair ( Tony Joe White ), un viaje sureño y country que tanto sabe nuevamente a la brisa de Dire Straits, no en vano la guitarra está acariciada por el sinuoso Mark Knopfler. Invita o mejor arrastra al oyente a ese dejarse llevar sin importar las cláusulas o un continuará.


A día de hoy este fantástico boomerang sigue serigrafíando en mi alma el dolor, la fortaleza y el profundo aislamiento que las mujeres de todos los tiempos han abrazado para esbozar su maravillosa herida, su vida reconstruyéndose en una constante ola de ensordecimiento y misericordia.

La universalidad de la música que azuza nuestra imaginación componiendo esa escena en que fuimos tan libres o rescatando aquellas huidas hacia ninguna parte que tanto necesitábamos, este lenguaje desprovisto de conceptos y etimologías también desborda la diferenciación biológica entre sexos, edades y prototipos.

Este vinilo me enseñó a sentir como mujer, a intentar combatir con su inagotable convicción; pero sobretodo aprendí que es tan sólo una cuestión de pequeños detalles, de diferencias apenas perceptibles, invisibles al ser humano. Ser humanos con este disco, ser completos, ser tan frágiles...







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